ENSEÑAR LA ENTONACIÓN: CONSIDERACIONES EN TORNO A UNA DESTREZA OLVIDADA

Es cada vez más frecuente —este Congreso nos proporciona un ejemplo más, al incluirlo entre sus áreas temáticas preferentes— hablar de destrezas lingüísticas. Habilidades o subcapacidades lingüísticas, aptitudes para la lengua, formas de comunicarse, etc., aparecen, a menudo, como sinónimos de aquélla. Nosotros creemos ver en toda esta terminología un intento de diferenciar facultades y aptitudes diversas dentro de la que durante mucho tiempo fue considerada, globalmente y sin distinciones, capacidad para la lengua. En efecto, cuatro grandes aspectos pueden distinguirse: hablar, leer, interpretar y escribir —para otros, producción oral, comprensión escrita, comprensión oral y producción escrita— que no tienen por qué estar igualmente desarrolladas. Ni tan siquiera sería apropiado considerar globalmente cada una de estas cuatro facultades, por separado: ser capaz, por ejemplo, de discriminar sonidos, no significa, necesariamente, poder percibir la melodía, o la posición del acento; mucho menos, naturalmente, saber producirlos. Poco se reflejan estas conclusiones a las que creemos muchos han llegado, sin embargo, en los trabajos destinados a estudiar los problemas que plantean las distintas parcelas de la enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera. Entre todas ellas, la dedicada a la fonética, y concretamente a los elementos suprasegmentales y la entonación se encuentra, sin duda, entre las más desatendidas.